viernes, 15 de julio de 2011

Asimetrías regulatorias y los otros proveedores de servicios financieros.




Columna publicada el 15/07/2011 en el diario Estrategia
http://www.estrategia.cl/detalle_columnista.php?cod=5222


Mucha tinta se ha derramado en relación a las medidas que debiese tomar la autoridad, de manera de disminuir la probabilidad que una situación como la de la Polar se repita. Habría consenso sobre la necesidad de concretar el postergado proyecto de un sistema de deuda consolidado; redefinir el modelo de supervisión de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) en cuanto a este tipo de compañías; así como generar una mayor coordinación de las instituciones Supervisoras a través de la creación de un Consejo de Estabilidad Financiera

Sin perjuicio de estar de acuerdo con dichos planteamientos, considero que existen problemas adicionales que requieren ser abordados. Es el caso de otros proveedores de servicios financieros, como las Cooperativas de Ahorro y Crédito, y Cajas de Compensación. Dichas entidades- excepto las 5 Cooperativas más grandes- no son supervisadas por la SBIF, contando con estándares regulatorios y de supervisión inferiores. Lo anterior a mi juicio, constituye una situación de evidente asimetría regulatoria.

Dos han sido los principales argumentos para mantener este escenario. El primero, se refiere a que al representar un porcentaje marginal de las operaciones financieras, no contribuirían al riesgo sistémico. Por otra parte, al contar con niveles de gestión - en general- menores a las entidades financieras tradicionales, no podrían cumplir con los requerimientos de la normativa bancaria. En mi opinión, este razonamiento es débil. Aun cuando la caída de una Cooperativa o Caja no ponga en riesgo la cadena de pagos, sin duda podría dañar la credibilidad del sistema financiero en su conjunto, como quedó demostrado en el caso de la Polar. Así mismo, si una empresa, no le es posible responder a los requerimientos regulatorios de un mercado donde está en juego la fe pública, no debiese poder participar en dicha industria. Reconociendo el valor de estas entidades, me parece fundamental corregir una falla de nuestra institucionalidad financiera, que impide contar con un sistema de supervisión e información verdaderamente consolidada

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