martes, 15 de noviembre de 2011

Basilea III, grandes Bancos, normas prudenciales y crecimiento.





Columna publicada para el diario Estrategia el 15/11/2011 en http://www.estrategia.cl/detalle_columnista.php?cod=5758


Los líderes de las principales economías congregados en la reunión del G20, han declarado su compromiso en trabajar en reactivar el crecimiento, la creación de empleo y estabilidad financiera. Con la confianza de los consumidores e inversionistas en un nivel bajo, la Eurozona sigue en riesgo de caer en recesión con el consecuente impacto en la economía mundial.

Especial atención se le ha dado a la agenda de reformas al sistema financiero, confirmando las medidas tendientes a incrementar la “resilencia” de sus instituciones, como es el nuevo acuerdo de Basilea III sobre estándares de capital y liquidez. La novedad en esta materia sin embargo, es que se han aprobado requisitos adicionales para entidades denominadas “demasiado grandes para quebrar”. Se ha determinado de esta forma, que los grandes bancos incorporen recargos adicionales de capital a lo acordado en Basilea III. Estas instituciones deben incluir ahora entonces, un aumento de capital mayor del orden de 1% al 2,5% de sus activos ponderados por riesgo. Dentro de esta categoría se han identificado veintinueve Bancos, ocho Bancos de U.S.A, diecisiete Bancos Europeos, uno Japonés y tres Chinos.

Sin perjuicio del consenso sobre diseñar normas prudenciales que contribuyan a evitar escenarios de insolvencia, existen voces divergentes en relación al impacto de estas regulaciones en el crecimiento económico de los países desarrollados. Un estudio de la OECD, así como otro del IIF (Institute of International Finance), argumentan que el PIB de estos países en cinco años seria de un 3.2% menor si se adoptan estas regulaciones. Por otra parte, investigaciones de prestigiosos profesores de finanzas (Hanson, Kashyap and Stein), entregan evidencia en cuanto a su impacto positivo en el crecimiento de largo plazo, al evitar la ocurrencia de mega-crisis. Considerando además que las crisis “no las paga Moya”, siendo sus costos absorbidos por los propios contribuyentes, me parece necesario tener regulaciones más estrictas que disminuyan al menos la posibilidad de sufrir debacles como los que hemos conocido recientemente.