martes, 12 de marzo de 2013

Percepción del riesgo y la utilización del miedo.


Columna publicada en el diario Estrategia el 11 de Marzo de 2013 en http://www.estrategia.cl/detalle_columnista.php?cod=7598
  
Sin perjuicio que las condiciones en las que vivimos hoy (al menos en promedio), son ostensiblemente mayores a las de nuestros antepasados, habitamos en un ambiente de permanente ansiedad, martirizados con la ocurrencia de hechos que identificamos como riesgosos, cuando en muchos casos- si aplicáramos cierta racionalidad - no serían más que eventos bastante poco probables.


En la literatura especializada, existe una vasta gama de autores que han intentado explicar este fenómeno,  queriendo entender la manera como percibimos el riesgo por una parte (Paul Slovic), los mecanismos que utilizamos para facilitar decisiones (Daniel Kahneman and Amos Tversky), así como identificado las dinámicas sociales que amplifican los riesgos (Ulrich Beck). En este sentido, el ser humano tendría una muy limitada capacidad para procesar información, confiando mucho más en su intuición a la hora de tomar decisiones, que en el cálculo de probabilidades. De esta forma, muchos de nuestros miedos serian infundados y basados en percepciones subjetivas.

 Un ejemplo de aquello, tiene que ver con los efectos del ataque terrorista a las torres gemelas, el que género que más de 1,500 nuevos Estadunidenses murieran en las carreteras, los que animados por la gran cobertura de prensa y sobredimensionadas reacciones de la autoridad, hicieron todo los posible por evadir vuelos locales. Lo anterior es claramente irracional, cuando la probabilidad de ser afectado por un incidente de este tipo es de 1 en 135,000 versus 1 en 6,000 de morir en una carretera.
                            

Pero lo que la Ciencia ha descubierto recientemente, la política y el marketing han entendido por siempre; que el miedo es un gran movilizador de voluntades. De tal manera, provistos de medias verdades, ejecutivos y políticos inescrupulosos, serían capaces de manipular los juicios de otros. Es así como aunque que no podemos controlar totalmente la manera como percibimos el riesgo, si podemos hacer esfuerzos por hacer cociente este proceso, intentando evaluar con mayor detención la información que se nos provee tanto como consumidores o ciudadanos.