Publicado el 13 de Agosto en la edicion impresa del diario Estrategia.
El riesgo regulatorio se refiere a la incertidumbre sobre el impacto que decisiones regulatorias tendrán en un determinado mercado. En este sentido, es necesario que el anunciado proyecto de ley sobre un Sernac Financiero se conozca, de manera que los agentes económicos puedan adecuar sus decisiones estratégicas a los escenarios futuros. Sin perjuicio que me parece mucho más razonable la opción que finalmente ha tomado el gobierno, la de entregar mayores facultades y recursos al actual Sernac, creo que hay desafíos adicionales para el sistema financiero.
Existe una percepción instalada en nuestro país- recogida hábilmente por la clase política- sobre una desprotección de los consumidores de esta industria, un mercado financiero desregulado, prácticas abusivas y sobreendeudamiento. La evidencia recogida en estudios y análisis comparados sin embargo, indica otra cosa, un mercado muy regulado, existencia de instituciones que cautelan el riesgo sistémico y protegen a los consumidores e índices de endeudamiento muy por debajo al de los países desarrollados. Coincidiendo en la necesidad de fortalecer la tarea de protección al consumidor, entregando mayor información y advirtiendo de las amenazas del sobreendeudamiento, existe a mi juicio un problema aun más relevante en cuanto a asimetrías de información en este mercado.
Me refiero a las dificultades del sistema de información comercial, el que no cuenta con información de deuda positiva, donde solo los Bancos comparten información de deuda positiva, el cual prohíbe el comunicar deudas morosas saldadas, así como la existencia de un monopolio de facto. Todo lo anterior impide una mayor competencia, además de no contar el mercado con un historial de pagos que sirva de colateral de reputación y ajuste las tasas de interés al riesgo efectivo de los clientes. De esta forma, creo que en el marco de nuevos riesgos regulatorios que dinamicen la industria, este debiera ser un elemento prioritario. Existen los argumentos técnicos de sobra avalados por organismos internacionales, solo falta la voluntad política para avanzar.