Publicada en la version impresa del Diario Estrategia
Dentro de las iniciativas sobre la Reforma al Mercado de Capitales Bicentenario (MKB), el Ministerio de Hacienda ha comisionado a un grupo de expertos, el estudio y generación de propuestas para mejorar la supervisón y regulación del mercado financiero chileno, particularmente su institucionalidad.
En reiteradas ocasiones se nos ha señalado que uno de las fortalezas de nuestro sistema financiero, son sus instituciones reguladoras, las cuales tendrían un gran prestigio internacional forjado en base a su profesionalismo y rigurosidad, agencias que basan sus decisiones (o al menos lo habían hecho hasta ahora) en principios técnicos por sobre interesares particulares. En ese sentido, cuales serian las razones que motivan la revisión del sistema de supervisión financiera chileno?
La primera razón es quizás la más evidente. Los supervisores financieros en Chile, no cuentan con la autonomía que requieren, existiendo espacios hoy para presiones del gobierno de turno, así como conflictos de interés. Es cierto que son pocas las situaciones-al menos conocidas- que nos hagan pensar que este riesgo se habría materializado, sin embargo aquello se explicaria mas bien por las condiciones éticas de sus funcionarios y de quienes han dirigido estas instituciones, que por normas que desincentiven malas practicas.
Así mismo, nuestra “arquitectura” regulatoria ya no seria lo suficientemente sólida para enfrentar el dinamismo y complejidad que caracteriza a un sistema financiero moderno. Es así como el sistema funcional o tipo “silo” de supervisión, no seria consistente con un mercado financiero con límites más difusos entre los actores participantes, existiendo actividades, riesgos y productos que se superponen al interior de grupos o conglomerados financieros.
Es de esperar entonces que la mencionada Comisión entregue recomendaciones que respondan a estas debilidades, proveyendo al sistema de supervisión financiero de mayor independencia, así como de una institucionalidad de coordinación formal, que permita transitar a una real supervisión integrada o consolidada.
Dentro de las iniciativas sobre la Reforma al Mercado de Capitales Bicentenario (MKB), el Ministerio de Hacienda ha comisionado a un grupo de expertos, el estudio y generación de propuestas para mejorar la supervisón y regulación del mercado financiero chileno, particularmente su institucionalidad.
En reiteradas ocasiones se nos ha señalado que uno de las fortalezas de nuestro sistema financiero, son sus instituciones reguladoras, las cuales tendrían un gran prestigio internacional forjado en base a su profesionalismo y rigurosidad, agencias que basan sus decisiones (o al menos lo habían hecho hasta ahora) en principios técnicos por sobre interesares particulares. En ese sentido, cuales serian las razones que motivan la revisión del sistema de supervisión financiera chileno?
La primera razón es quizás la más evidente. Los supervisores financieros en Chile, no cuentan con la autonomía que requieren, existiendo espacios hoy para presiones del gobierno de turno, así como conflictos de interés. Es cierto que son pocas las situaciones-al menos conocidas- que nos hagan pensar que este riesgo se habría materializado, sin embargo aquello se explicaria mas bien por las condiciones éticas de sus funcionarios y de quienes han dirigido estas instituciones, que por normas que desincentiven malas practicas.
Así mismo, nuestra “arquitectura” regulatoria ya no seria lo suficientemente sólida para enfrentar el dinamismo y complejidad que caracteriza a un sistema financiero moderno. Es así como el sistema funcional o tipo “silo” de supervisión, no seria consistente con un mercado financiero con límites más difusos entre los actores participantes, existiendo actividades, riesgos y productos que se superponen al interior de grupos o conglomerados financieros.
Es de esperar entonces que la mencionada Comisión entregue recomendaciones que respondan a estas debilidades, proveyendo al sistema de supervisión financiero de mayor independencia, así como de una institucionalidad de coordinación formal, que permita transitar a una real supervisión integrada o consolidada.