miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tasa máxima convencional y los riesgos de desvancarizacion.


Columna publicada el 15.09.2011 en el diario Estrategia



El Gobierno ha anunciado él envió de un Proyecto de Ley al Parlamento que disminuiría la tasa máxima convencional (TMC), esto es, la tasa de interés máxima a la que un oferente de crédito puede prestar dinero, del actual 50% a un rango entre 30% a 40%.

Es posible sostener que la percepción sobre altas tasas de interés en los créditos de consumo, sumado al impacto en la opinión publica del bullado caso de la Polar, motivan esta decisión del Ejecutivo. El proyecto tendría por objeto, proteger a los clientes de servicios financieros, en especial a los segmentos más bajos del mercado. Si bien este deseo no puede ser sino compartido, la evidencia internacional, así como la recomendación de organizaciones especializadas, no son concluyentes. Al mirar la experiencia comparada, observamos diversos criterios donde se adoptan regulaciones con y sin límites de tasas de interés. Por otra parte, existen estudios del Banco Interamericano de Desarrollo, así como de la Asociación de Supervisores Bancarios de América, que recomiendan una regulación sin topes de tasas. Estas organizaciones interesadas en la profundización de la bancarización dentro de un contexto de estabilidad, suponen sin embargo, la existencia de un mercado financiero competitivo, con una gran disponibilidad de información y transparencia.

De esta forma, aun cuando no comparto las proyecciones fatalistas sobre un efecto de desbancarización al disminuir la TMC, me parece que los esfuerzos por perfeccionar nuestro sistema financiero se debiesen concentrar más bien en otros aspectos. Suscribo de esta forma el objetivo de profundizar un mercado financiero verdaderamente competitivo, con similares reglas del juego para oferentes de crédito bancarios y no bancarios. Así mismo, me parece indispensable contar cuanto antes con un sistema de deuda consolidada, cuestión que debiera influir directamente en el costo de crédito. Finalmente, considero fundamental aumentar la energía en educación financiera de la población, entregando herramientas de juicio a los clientes de crédito que les permita tomar mejores decisiones.

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